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¿La digitalización nos hace más humanos? ¿consecuencia del COVID-19?

Juan Camilo Tejada Orjuela
Director Especialización en Internet de las Cosas

“Nacemos humanos, pero esto no basta, tenemos que llegar a serlo” Fernando Savater.

Hace siglos el ser humano empezó a usar herramientas por necesidad y facilidad al momento de realizar sus labores; hoy en día nos vemos en la obligación de implementar herramientas tecnológicas que nos permitan desarrollar distintos tipos de actividades en un mundo que cada vez demanda más interacción a distancia.

La pandemia del COVID-19 ha generado una situación nunca vista por nuestra generación, el aislamiento social. Esta restricción de no poder establecer un contacto presencial ha traído consigo una serie de nuevas situaciones para la sociedad, una de estas, es la barrera física para la comercialización, el no poder asistir físicamente a un establecimiento y no poder generar ese contrato verbal o escrito que cierra un trato, en un típico “Don Jaime, deme 5 huevos” o en otros casos la comercialización y la gestión de millonarias transacciones. Esta situación nos ha llevado a buscar apoyo en las “nuevas” tecnologías, que algunas personas se habían negado la oportunidad de tener de su lado. Otros casos de gran importancia son, por ejemplo, la educación la cual ha enfrentado situaciones como la falta de contacto físico en modalidades donde la presencialidad era fundamental e impactos en el desarrollo de habilidades por la dificultad de adaptar las metodologías de enseñanza a este contexto. El teletrabajo ha traído consigo algunas dificultades como la necesidad de un ambiente y clima laboral adecuado y muchas veces la poca dotación de insumos para un adecuado desarrollo de la labor.  La telemedicina ha facilitado la atención de pacientes y la participación de grandes expertos a distancia, así mismo, ha disminuido la presión sobre los sistemas de salud al incrementar su uso con ayuda de herramientas virtuales en medio de esta pandemia, sin embargo, algunas veces se ha quedado corta y la atención virtual con los pacientes ha denotado la necesidad del trato personal entre el paciente y el médico.

Desde hace unos años ha estado en el aire el término Transformación Digital como la gran solución a los procesos de modernización de los sectores público y empresarial. Tanto fue mencionado como ignorado, pero la realidad es que, como siempre ha ocurrido los grandes cambios vienen a partir de las grandes necesidades. En el año 2019, la ANDI en su encuesta de Transformación Digital[1] entregaba algunos datos de este proceso a nivel nacional, el 63,5% de los empresarios encuestados manifestaron tener algún proceso de transformación digital activo y el 98% consideraron importante promover el uso de las tecnologías emergentes y digitales en su compañía. Es importante poder realizar una encuesta similar una vez que hayamos superado esta situación con miras a entender la dinámica de transformación generada.

Miles de establecimientos, organizaciones e instituciones a nivel local, nacional e internacional se vieron en la necesidad de conectarse a distancia y romper el paradigma de la presencialidad como un encuentro físico absolutamente necesario. Se encontraron con soluciones de conectividad en el uso de la Internet como herramienta de conexión. Adicionalmente, muchos han aprovechado tecnologías como el internet de las cosas – IoT, dándose la posibilidad de conectarse y ser visibles en lugares del mundo que nunca se habían imaginado. También los restaurantes que se transformaron para poder entregar comida y experiencias a distancia, hasta los mismos docentes que nos hemos visto en la necesidad de cambiar y reorientar la forma en que veníamos enseñando. El uso de la tecnificación nos ha permitido evolucionar y poner a prueba nuestra capacidad de adaptación al cambio, nos ha permitido seguir avanzando en este mundo industrializado y nos ha dado la posibilidad de hacer crecer nuestros proyectos. El último reporte de CISCO titulado “Cisco Annual Internet Report (2018–2023)”[2], publicado en el año 2020, considera que para el año 2018 el porcentaje de población usuaria de internet se ubicaba en 51%, cada persona tenía 1,2 dispositivos móviles y 2,4 dispositivos tecnológicos (fijos y móviles) con conexión a internet; las estimaciones para el año 2023 están alrededor del 66% de la población mundial con acceso a internet, 1.6 dispositivos móviles conectados a la red por persona y 3.6 dispositivos tecnológicos (fijos y móviles) con conexión a internet; para Latinoamérica se estima tener el 70% de la población como usuarios de internet, 1.5 dispositivos móviles por persona conectados a la red y 3.1 dispositivos tecnológicos (fijos y móviles) con conexión a internet  por persona.

Actualmente nos hemos embebido en un mundo predominado por nuevas herramientas de conectividad y con tecnologías de alta relevancia como el Internet de las Cosas – IoT, la robótica, la inteligencia artificial, la impresión 3D, entre otros de los pilares de la llamada Industria 4.0. Muchas de nuestras labores y actividades diarias son más fáciles y han evolucionado por esta misma situación y nos ha permitido trascender en el proceso de madurez como sociedad. Posiblemente el uso de la ciencia de forma adecuada nos ha brindado la posibilidad de avanzar en el conocimiento y mejorar condiciones de vida en diversos aspectos que hoy en día son más fáciles y seguros de realizar gracias a la tecnificación. Pero, vernos en la necesidad de un aislamiento obligatorio, donde el único medio de comunicación y contacto social era esta tecnología, nos ha obligado a darnos cuenta de la importancia de vivir en una sociedad sin aislamiento, de darle importancia a esos pequeños encuentros con las otras personas, a encontrar en el otro ese ser humano que nos brinda una sonrisa y a veces un abrazo.

Hoy desde este encierro, que, a pesar de tener la posibilidad de mediar el encuentro social por la tecnología, aprendimos a valorar la libertad de poder ir a donde queramos, aprendimos a entender que es mejor no amarrar y encerrar, sino abrir la jaula y ser libre. Posiblemente, sentíamos que éramos una sociedad tecnificada, digitalizada, evolucionada; quizás no nos estábamos dando cuenta que el sentido de lo humano se estaba perdiendo con el desarrollo tecnológico, pero esta situación nos ha replanteado la necesidad de coexistir con el prójimo, de valorar un abrazo y un apretón de mano, de amar el viento y la brisa del mar, de extrañar el olor de la naturaleza, es decir, de valorar las emociones que nos permite el ser humanos. No es necesario eliminar la tecnología para ser humanos, no es necesario dejar de lado la tecnificación. Es necesario que evolucionemos y adaptemos la tecnología de tal forma que nos permita seguir siendo humanos y nos brinde motivos de valor para seguir humanizando nuestro día a día.

Espero de corazón que finalizada esta situación cada uno de nosotros seamos seres humanos con más competencias personales y profesionales, espero que nos hayamos encontrado con nosotros mismos y que encontremos nuestra mejor versión para enfrentar un mundo transformado, digitalizado, pero, seguramente un poco más humano.

[1] http://www.andi.com.co/Uploads/ANALISIS%20-%20ENCUESTA%20DE%20TRANSFORMACI%C3%93N%20DIGITAL%202019%20-%20ANDI.pdf

[2] https://www.cisco.com/c/en/us/solutions/executive-perspectives/annual-internet-report/infographic-c82-741491.html

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